miércoles, 26 de noviembre de 2014

Difuminar recuerdos y recordar difuminadamente.

'Te echo de menos'
Cuántas veces hemos oído esa mítica frase que todos parecen decir cuando no saben que decirte. Algunos lo sienten de verdad, mientras que otros te lo declaran sin sentir ni el mas mínimo movimiento en su corazón y sin acordarse de tu nombre nada más que cuando otra persona lo menciona.
También existen aquellos individuos que sin casi habernos visto apenas o sin casi conocernos ya lo dicen. ¿Cómo sabes que me echas de menos si casi no hemos estado juntos?
Te imaginas quizás una persona que soy que realmente no es la realidad. No me echas de menos a mi, quieres que se haga realidad lo que piensas e imagines qué sería pasar una tarde juntos o vernos.
¿Qué es lo que realmente se echa de menos? ¿La persona? ¿La actitud? ¿El simple hecho de estar con alguien diferente?
Nos basamos en recuerdos, memorias que se van difuminando con el tiempo y el espacio y las conservamos pensando que las personas serán igual que antes cuando en realidad estamos completamente equivocados.
Nada es permanente excepto el cambio.
El cambio es constante y no se puede evitar. La naturaleza misma nos lo demuestra. Estamos cambiando continuamente desde nacer, creciendo hasta ser adultos, y cuando llegamos al terminar, cambiamos hasta envejecer y morir.
Eso es el cambio en lo que respecta a nuestro físico, pero tambien psicológico. Poca gente sigue teniendo los principios y la mentalidad de cuando era joven. Cambiamos de época, estilo, sociedad y forma de pensar.
Sin embargo, los recuerdos no se distorsionan a menos de que nosotros mismos los queramos ver cambiados. Puedes seguir pensando en el mismo momento durante años y nunca podras cambiar lo que ocurrió en aquel entonces. Lo único que no se puede cambiar es el pasado, a menos de que lo manipulemos para creer algo distinto de la realidad, pero como ya se sabe, solo será diferente para nosotros, y el resto del mundo seguirá viéndolo igual que al principio.

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